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lunes, 8 de diciembre de 2014

VERDE COMO EL HIELO, de Pedro Sánchez Negreira

Resulta muy inusual para uno toparse con un texto que merezca el adjetivo de "clásico", máxime cuando proviene de un autor novel. Sin embargo a veces ocurre, y no me parece ésta mala sección para reivindicar que todavía tenemos esperanza.
En este caso se trata de un libro de relatos más o menos cortos firmado por un uruguayo de ascendencia española, Pedro Sánchez Negreira, el cual nos deleita con nada menos que 113 cuentos que giran en torno a la pasión, el sexo, la infidelidad, los rencores, la familia y todos los dengues vitales que venimos arrastrando desde que nacemos.  Los malos tratos, el inconformismo, los ascendentes cuernos de los maridos -ay, los maridos, siempre los maridos- engañados, la homosexualidad, la mentira en grado mayúsculo y otros temas encuentran cabida en este volumen vertiginoso y redondo que, a qué negarlo, a mí me ha cautivado y se ha convertido automáticamente en un clásico de mi biblioteca.
Todo microrrelato, para mi gusto, ha de tener las tres arterias de cualquier chiste (lo digo siempre), a saber: lo INUSUAL, lo SORPRENDENTE y lo INESPERADO. Pedro convierte lo usual en inusual, plantea sistemáticamente sus tramas de un modo sorprendente y, desde luego, los finales sólo pueden ser definidos como inesperados.  Desde mi punto de vista estamos ante un autor inteligente y perspicaz, que no deja indiferente al lector más avezado dentro de un género, el de los relatos cortos, que les aseguro es todo menos fácil.
Vaya por delante mi enhorabuena de principio a fin, si bien me quedo con la escena vengativa que se contempla desde el retrovisor de un turismo (impagable historia) y, por supuesto, con su Informe de Autopsia y el magnífico Post-it, que sorprenden y sobrecogen al lector.
Aprovecho para congratularme de que una editorial, en este caso Zaera Silvar, se haga eco de la creatividad inmensa de autores incipientes que, sin lugar a dudas -a mí no me cabe la mía- acabarán siendo reconocidos como grandísimos narradores dentro de su género a no mucho tardar.
No puedo pasar por alto la innegable labor de Dictinio Castillo Elejabeytia Gómez, un murciano de apellidos no obstante desconcertantes, que tuvo a bien ilustrar con lucidez y maestría este volumen que, les aseguro, tiene todas las papeletas para pasar a los anales de la literatura imprescindible de nuestra más reciente época (que no todo va a ser hablar de premios Nobel, clásicos románticos o del Siglo de Oro o, lo que es más, antiguos manuscritos revisados mil años después de su plasmación por escribanos de tradición monástica irlandesa).
En verdad estamos ante un magnífico libro para prevenir las noches de insomnio, ante una cascada de cuentos que nos inquietarán y con los que nos sentiremos identificados (siquiera en nuestra imaginación o por memoria de personajes cercanos cuyas vidas conocemos); y todo ello dentro de un volumen perfectamente presentado, asequible y evocador, merced a sus ilustraciones, que palpitará en las mentes de los lectores durante un largo tiempo y, no me cabe la menor duda, será frecuentado reiteradamente por los que ya lo consumieron y por recomendaciones a terceros.
Sólo me lamento de la deriva leísta de su autor, así como de sus dificultades con los signos de puntuación, que se perdonan con gusto dada la calidad y profundidad de los temas que trata. Mi más rotunda enhorabuena desde aquí, y a la espera quedo de un segundo volumen de relatos.
VERDE COMO EL HIELO, de Pedro Sánchez Negreira. Un clásico contemporáneo, caprichosón y absolutamente indiscutible. Garantizado bajo palabra de honor.