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domingo, 20 de enero de 2013

BLANCA MIOSI

Tenía decidido hace tiempo hablar públicamente de Blanca Miosi. Quienes me conocen -y ella mejor que muchos- saben que no soy muy dado a expresarme sobre las cualidades de los demás porque jamás me gustó labor alguna que pudiese persuadir al lector de que uno está tratando de promocionar, hacer de palmero o halagar gratuitamente a un colega a cambio de un quid pro quo.  Pero como ella no tiene ni idea de lo que estoy haciendo en este instante, pues se me queda la conciencia tranquila ya que la sorpresa creo que va para todos, empezando por ella misma. Vaya pues mi homenaje sin pudor, que la ocasión lo merece.
Lo primero que se me antoja decir para referirme a Blanca es que tiene el maravilloso don de la perseverancia, y eso me gusta mucho en cualquier persona.  Es una luchadora nata que cree en lo que hace porque cree en sí misma.  No se puede ser nada en este mundo sin creer en algo, y mucho menos en uno mismo.  El escéptico se ahoga siempre.  Hay que creer siempre en algo para salir de la nada y Blanca es un ejemplo espectacular de lo que digo.
La soledad y el silencio son situaciones complementarias de muchas cosas; y cuando, hace algo más de dos años, un triste suceso la condujo más que nunca en toda su vida a conocerlas, ella sacó fuerzas de flaqueza, hizo suyo el lema de "resiste y vencerás" y lo ha llevado hasta sus últimas consecuencias, ya lo creo que sí.
El sentido común es el primer signo de la sabiduría y a Blanca no sólo no le falta, sino que nos lo demuestra semanalmente en su BLOG, que recomiendo desde aquí vehementemente. Con una generosidad que no conoce límites ni fronteras, Miosi pone al corriente de quien se quiera asomar a su bitácora de todas las novedades, caprichos del destino (y del desatino), curiosidades, trucos y experiencias que va conociendo en este difícil mundillo de la escritura. Y lo hace por gusto y a cambio de nada, ni siquiera del reconocimiento.  Fue la suya la primera voz que escuché cuestionando abiertamente a las editoriales y a los agentes literarios, dignificando la labor de los autores indies y apostando abiertamente por el libro electrónico y la autopublicación sin miedos y sin complejos. Y muchos deberíamos estarle agradecidos por su valentía.
La literatura es el oficio de convertir los sucesos en ideas. Hay quien afirma lo contrario y dice que es el arte de convertir las ideas en sucesos. Lo siento, pero yo opino al revés.  La literatura no se hace con ideas, sino con palabras, que son el ropaje que usan las ideas para vestirse.  La literatura es un oficio traidor cuyo predio está lleno de los cepos de la retórica, las trampas de la sintaxis y el veneno del "planteamiento, nudo y desenlace" dichoso.
Esta peruana afincada en Caracas publicó su primera novela, El Pacto, en 2004, y en 2005 logró quedar finalista en el concurso Yo escribo con EL CONDOR DE LA PLUMA DORADA. Pues bien, esto condujo a que en 2008 la barcelonesa editorial Roca le publicase la que, para mí, sigue siendo su mejor novela (aduzco motivos sentimentales amén de estilísticos) LA BÚSQUEDA, basada en las experiencias de su esposo, que fue niño prisionero en el campo de concentración de Auschwitz; esto le supuso un nuevo reconocimiento: el Thriller Award 2007.  Al año siguiente, ediciones Viceversa saca a la venta EL LEGADO, que a fecha de hoy está batiendo récords, junto con LA BÚSQUEDA en los listados de autores más vendidos de AMAZON (por algo será).  Finalmente Ediciones B publicó EL MANUSCRITO I: EL SECRETO, que obviamente tampoco ha decepcionado a su público.  Esto que cuento es sólo una parte de su obra. Dejo fuera por motivos de espacio su libro de cuentos EL PISO DE LA CALLE RYDEN, DIMITRI GALUNOV o LA ÚLTIMA PORTADA. Sería larguísimo explicar aquí las características de todos y cada uno de sus libros. Prefiero dejar enlazados los títulos para que el que quiera mayor información la busque por su cuenta y riesgo, eso sí advirtiendo además que pueden ser adquiridos tanto en formato digital como en papel a unos precios indiscutiblemente asequibles que están muy lejos de pagar la calidad del material ofrecido en sus páginas.
Porque yo de quien quiero hablar es de Blanca, insisto. Decía que Blanca es un ejemplo de perseverancia y entusiasmo.  Lo que importa en esto de escribir es no perder el entusiasmo y las ganas de que las cosas salgan lo mejor posible, con humildad pero sin desaliento.  Hay autores que comienzan sus carreras haciendo oposiciones a la posteridad y, claro, acaban estrellándose porque querer convertirse en estatua pluma en mano es, además de ridículo, un grave error.  Perseverancia, he ahí la cuestión. Tras ella viene la experiencia y la experiencia le permite a uno, a la Miosi ya a estas alturas, expresarse en libertad e incluso hablar de un modo tajante, expresando pareceres que, cuando no son los que muchos quisieran oír, cortan como cuchillos; eso es otra cosa que me gusta mucho de ella: que no le tiene miedo a derrocar ideas preconcebidas.
Los que practicamos el destajo porque ninguna otra suerte se nos permite e ignoramos los subsidios y las ayudas, sabemos muy bien hasta qué punto hay que poner en valor el propio esfuerzo.  Si un oficio, el que fuere, se ejerce con cariño, se hace rentable por sí mismo; si, por el contrario, su ejercicio se lastra de cálculos y conveniencias, al final ni se come.
Me queda por reseñar de Blanca el placer que nos brinda de leer algo que esté bien escrito. Los españoles hablamos con tanta pobreza como poca eficacia y dando a las palabras un valor que no siempre tienen.  Cada vez más, nuestra lengua da palos de ciego con el idioma.  Y el aporte de Blanca Miosi en este lance es precisamente el del maravilloso español que se usa al otro lado del Atlántico, donde nuestros primos latinoamericanos gastan un español eufónico, armonioso y muy poco contaminado; desde luego menos contaminado que el español de España, esta vieja y noble lengua a la que los españoles, para nuestro bochorno, vamos camino de perder el respeto.  Blanca y yo proclamamos nuestro amor a la pasmosa herramienta de la lengua que nos une y que nos sirve para vivir en paz con nosotros mismos y en el mejor deleite de nuestros sentimientos cuando andamos sobre los papeles con la pluma desenroscada.
No sé qué le deparará el futuro a mi amiga, pero intuyo que grandes y sabrosas sorpresas en reconocimiento a su labor y, me permito insistir, a su perseverancia.  No merece menos.
Es por esto que confieso sin rubor, porque los nobles sentimientos no deben ocultarse jamás, mi admiración por Blanca y mi sincero agradecimiento por su inquebrantable amistad. Queda dicho.

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