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viernes, 12 de junio de 2015

¿DE DÓNDE VIENE LA HISTORIA DEL ARCA DE NOÉ?

En el libro del Génesis leemos: "El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas del cielo se abrieron, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches" (Gn, 7,11-12).
El arca de Noé deriva del latín arca, palabra relacionada con el verbo arcere, que significa encerrar o contener. Se podría decir que el arca logró "contener" el diluvio.  Una teoría interesante sobre el origen de Noé es Nuah, una diosa lunar de la tradición babilónica, que empleaba un arca para transportar a los hombres entre un mundo y el otro. Hay un paralelismo evidente entre Nuah y el dios egipcio Osiris, que transportaba a los muertos al otro mundo; Caronte el barquero, que transportaba las almas de una orilla del riío Estigia hacia el Hades, en la otra orilla, y el rey Arturo, que viajó a Avalon a bordo de una nave.
Muchas culturas contienen relatos análogos sobre el diluvio universal que eliminó a una humanidad descarriada.  Quizá el más conocido sea el relato bíblico al que aludimos, pero éste es una variante del poema épico sumerio de Gilgamesh, un relato tan antiguo que antecede al propio Homero (que fue coetáneo de los primeros escritos del Génesis).  En el año 1853 se encontraron doce tablillas en la biblioteca excavada del rey asirio Asurbanipal.  Estas tablillas, algunas de las cuales databan del año 2000 a.C., contenían una serie de antiguas historias y mitos babilónicos cuyo principal protagonista era Gilgamesh, el legendario rey de Uruk.
En los relatos, Gilgamesh se enteró de que el dios Ea había instado al ser ancestral Utnapistim a construir un barco para salvar a sus familiares, sus bienes y una selección del ganado y animales salvajes; el arca que se construyó tenía forma cúbica y medía 120 codos por cada lado (unos siete metros).  Un temporal rugió durante seis días y seis noches y al séptimo día, el arca se posó en la cima del monte Nasir.  Entonces Utnapistim soltó una paloma, que regresó al barco, seguida por una golondrina, que también volvió y por último, soltó un cuervo, que no regresó.
Según la mitología griega un hijo de Prometeo llamado Deucalión y su esposa Pirra lograron sobrevivir al diluvio en un arca y se dedicaron a repoblar la raza humana, mediante el novedoso sistema de tirar piedras por encima del hombro; cada piedra se convertía en un ser humano.  Según el mito griego del diluvio de Ogigia, la gran inundación tuvo lugar durante el reinado de Ogiges, unos doscientos años antes de las lluvias que afectaron a Deucalión.
El Rig Veda de la India (en sánscrito, rig significa riqueza o alabanza y veda significa conocimiento) es una recopilación de salmos que datan por lo menos del año 2000 a.C. y constituyen el que quizá sea el documento más antiguo de todas las escrituras sagradas aún empleadas por las religiones actuales e incluyen el relato del arca de Manu (el antepasado de la humanidad), que se salvó cuando lo remolcó hasta un lugar seguro un pez enorme que había sido salvado por él cuando era pequeño.
El relato escandinavo llamado Edda (el nombre comparte una etimología común con el veda sánscrito) cuenta la historia del fallecimiento del gigante primigenio Yimir. Lo mató el dios Odín y su sangre inundó el mundo destruyendo a todos los seres vivos excepto Bergelmir y a su esposa, que sobrevivieron en una embarcación y procedieron a fundar una nueva raza.
El pueblo hopi de Arizona cuenta que el dios creador Sotuknag destruyó a los habitantes de una civilización anterior con una inundación y que los propios hopi se salvaron gracias a balsas de junco.
Las leyendas maoríes cuentan que el dios Tawaki desató su ira sobre la humanidad por sus continuos pecados mediante una inundación con todas las aguas del cielo. Sólo se permitió a unos pocos sobrevivir con balsas.
Trow, el antepasado mítico del pueblo dyak del norte de Borneo, se logró salvar de las inundaciones en un abrevadero, hasta que las aguas decrecieron.
El pueblo arapahoe, en Norteamérica, cuenta que su deidad Rock se mantuvo a salvo gracias a una embarcación hecha de telarañas y hongos.
Los antepasados de los lituanos se salvaron al resguardarse en una cáscara de nuez, mientras que los ancestros del pueblo boliviano chane se salvaron al flotar en una olla de barro hasta un lugar seguro.
Las leyendas hawaianas hablan de Nuu, que junto con su esposa, sus tres hijos y las esposas de éstos, se salvaron de una inundación que destruyó el mundo gracias a una enorme embarcación que él había construido; al descender las aguas, dicha embarcación se posó en Mauna Kea, la montaña más alta de las islas (asombroso aquí el parecido con la historia de Noé).  Según las tradiciones venezolanas, la "era de las aguas altas" quedó registrada en unas marcas talladas en lo alto de los acantilados por artistas prehistóricos que trabajaban desde sus canoas.
Uno no sabe si fue lluvia, desbordamiento o tsunami, pero es curioso que en todas las culturas aparezcan historias tan similares en esencia entre sí.
Tal vez el filósofo griego Demócrito (460-370 a.C.) tenia razón y sabía más de lo que revelaba cuando dijo que "la naturaleza tiene verdades sepultadas en el fondo del mar".

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