Pero vamos a lo más esencial de la oscura historia de este "Cristóforo Colombo" nacido en Génova, hijo de un tabernero y cardador de lana y a su vez humilde traficante en vinos y lanas como su padre.
Estas escrituras notariales encontradas en Génova no ofrecen duda para mí. Creo en ellas por la confianza que me inspiran los historiadores italianos que las encontraron. Y debo advertir que dicha confianza no resulta extemporánea, pues no ha sido raro en Génova fraguar falsificaciones históricas para probar que Colón fue genovés, siendo la más escandalosa de dichas imposturas el llamado Testamento militar que le atribuyeron, sólo para hacerle decir en él: "Génova, mi amada patria", falsificación histórica de las más indecentes que se han conocido.
Todas las piezas notariales del tabernero Domenico Colombo y de sus hijos son exactas; pero ocurre con ellas lo que con ciertos documentos de identidad que presentan los extranjeros a los agentes de policía cuando les piden los papeles. Los documentos están en regla, ninguno es falso; pero la fotografía que figura en ellos no concuerda con el personaje que los lleva. El Cristóforo Colombo nacido en Génova aparece en dichos documentos notariales como tabernero y traficante en lanas, más allá de sus veinte años de edad; y en dicha época ya hacía varios años que navegaba por el mundo el Cristóbal Colón que encontró después América. Este mismo Colón, el de España, o sea el navegante, declara en sus cartas a los reyes que entró en el oficio del mar "antes de los catorce años", y desde entonces ha estado navegando. ¿Cuándo pudo hacerse hombre de mar el joven Cristóforo de Génova que pasados los veinte años era aún tabernero y lanero? ¿Cuándo pudo mandar una nave de Renato de Anjou, si tenía diez o doce años en la época que el Colón navegante declara haber sido capitán de dicho buque? ¿Cuándo pudo guerrear a las órdenes de los almirantes piratas llamados los Coullones, apodo que las gentes convirtieron en "Colones"? ¿Cómo le fue posible al pobre menestral de Génova hacer estudios de cosmógrafo y marino?
Colón no fue el sabio universal que se imaginan muchos idólatras de su imagen. Sus conocimientos estaban muy por debajo de lo que sabían otros hombres de su época; pero, de todos modos, había leído los libros científicos más populares de entonces, había aprendido a dibujar mapas, conocía la astronomía, escribía y hablaba latín, aunque fuese imperfectamente. ¿Cómo pudo procurarse esta educación científica y marinera el hijo del tabernero Domenico Colombo que todavía figura en las actas notariales al lado de su padre en 1471, o sea cuando el otro, el que se llamó siempre Cristóbal colón era ya capitán o piloto de nave?
Algunos, para poder juntar dos cosas tan opuestas, emiten la hipótesis de que el Cristóforo colombo tabernero bien pudo navegar algunas veces en su juventud, bajando luego a tierra para ayudar a su padre en el modesto negocio de vinos y lanas. Para el que haya estudiado un poco la vida marinera de aquella época, esto no puede resultar más absurdo. En aquellos tiempos no había escuelas de navegación. el marinero necesitaba toda una larga vida para formarse. Entraba de grumete en los buques, aprendía oralmente las lecciones de los marineros viejos y observando directamente los misterios del mar y de la atmósfera en el curso de los años.
El verdadero Cristóbal Colón, el que apareció primero en Portugal, desarrollándose luego en España, demostró ser un navegante de gran experiencia al emprender su primer viaje de descubrimiento, menos práctico que los Pinzones, pero, de todos modos, digno compañero de estos lobos de mar. ¿Cómo pudo adquirir tanta experiencia el joven genovés Cristóforo Colombo navegando a ratos perdidos cuando su padre no lo necesitaba en la taberna?
Además, este tabernerillo que tiene veinte años en 1473, resulta mucho más joven que el marino Cristóbal Colón, el cual, a juzgar por los biógrafos que lo conocieron personalmente, debía de tener entonces más de treinta y llevaba ya más de dieciséis años navegando.
¿Cómo convertir en una misma persona al Cristóforo Colombo, tabernero e ignorante, que aparece en las escrituras notariales de Génova, y al Critóbal Colón, marino desde los catorce años?... Misterio.
Hay también un detalle psicológico que echa abajo las tales escrituras, con todas sus firmas notariales, más aún que los detalles biográficos. En una de dichas escrituras se menciona al Cristóforo Colombo con la calidad de tabernero y lanero de profesión, lo mismo que su padre. en las restantes no le dan profesión determinada; pero figura entre los modestos menestrales, algunos de ellos sastres, oficio que, como diré más adelante, era menospreciado especialmente por el marino Colón.
Nunca figura en dichas escrituras el Cristóforo Colombo hijo de Doménico con el carácter de maestre de nave, piloto o simple marinero, y bien es sabido que los hombres que se enfrentaban a los riesgos del mar mostraban una cierta vanidad con su arriesgada profesión, y aprovechaban todas las ocasiones para hacer constar su diferencia con las gentes que viven tranquilamente en tierra firme. Lo natural era que el hijo del tabernero se enorgulleciese de ser marinero entre los cardadores de lana, albañiles, sastres, etc... amigos de su padre. ¿Por qué no dice ni una sola vez que es marino? Misterio.
El otro, el Cristóbal Colón que encontró América, personalidad compleja, abundante en cualidades geniales y en defectos enormes, era vanidoso: el primero en admirar su propia grandeza. Amaba los honores como nadie, discutió con los reyes de España sus títulos tanto como sus ganancias, y lo primero que exigió fue el privilegio de que todos añadiesen el tratamiento de don a su nombre. De ser verdaderamente Colón hijo del tabernero de Génova, y hallarse navegando desde los catorce años ¿cómo pudo comparecer varias veces ante los notarios de dicha ciudad rodeado de una caterva de pobres gentes sin exigir que detrás de su nombre pusieran maestre de nave o cuando menos marinero? ¿Cómo iba a tolerar que lo dejasen sin esta denominación honrosa, al lado de taberneros y sastres, cuando, años después, al dar quejas a los Reyes Católicos por la gran abundancia de gentes que salían a navegar siguiendo sus huellas, decía con tono despectivo: "Hasta los sastres se meten ahora a descubrir..."
Y si Cristóforo Colombo, el de Génova, en 1473, cuando tenía más de veinte años, sólo pudo comparecer como tabernero y lanero, y no se había embarcado nunca ni había aprendido lo que luego demostró saber Cristóbal Colón, ¿cómo pudo improvisarse navegante experto y educarse científicamente en los poquísimos años que restan entre su comparecencia ante los notarios genoveses y la aparición del ya experto marinero en la corte de Portugal? Misterio.
Es indudable que Colón quiso ocultar su origen durante toda su vida y, antes de morir, pudo alabarse de haberlo conseguido: tan embrollado dejó todo lo concerniente a su vida. Su hijo, don Fernando, que podía haber puesto las cosas en claro, aún agravó más la confusión y el misterio de la primera parte de su existencia.
Como toda acción humana obedece siempre a un deseo o a una necesidad, se han forjado tres hipótesis para explicar el motivo de que Colón se esforzase por envolver su origen en una oscuridad que diera lugar a tantas contradicciones y dudas.
Unos creen que hizo esto por vanidad. Como los reyes de España le confirieron altísimos honores que hacían de él el segundo personaje de la nación, y su primogénito iba a casarse con una hija del duque de Alba, sintió vergüenza de su modesto origen y mintió descaradamente en los últimos años de su vida.
Otros explican este embrollo por sus mocedades de pirata y de negrero. Indudablemente fue pirata. Él mismo, por unir su nombre oscuro con el de los falsos Colones o Coullones, dio a entender que había navegado a las órdenes de estos bandidos del mar, los cuales cometieron grandes atrocidades en las costas del noroeste de España. Un cronista de la época dijo que el nombre de dichos piratas, llamados Colones por el vulgo, "hacía llorar en sus cunas a los niños de Galicia". Además, según parece, también navegó Colón de joven en galeras piratas de Túnez que saqueaban las costas españolas de Levante. Se comprende que procurase ocultar su origen en España para que nadie sospechase las fechorías de su juventud. También navegó en buques portugueses de los que iban a las costas de China, y bien sabido es la finalidad de tales navegaciones en aquella época. Los productos del mencionado país -oro en polvo y especias- ocupaban poco espacio, y la mayor parte del buque se llenaba con ébano vivo, o sea con negros, para venderlos en Lisboa.
La tercera explicación del misterio es el judaísmo. Muchos han visto en este vidente la exaltación de los profetas y los guerreros del antiguo pueblo de Israel. Además, mostró en sus tratos una predilección especial por los judíos conversos de España y éstos le protegieron no menos. En su época, que fue la del establecimiento de la Inquisición y la expulsión de los judíos de España, muchos hombres ocultaron su origen y cambiaron su nombre.
La apreciación de su valor histórico resulta tan diversa y contradictoria como sus misteriosos orígenes. En fin.
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