Nací en el 67, un año antes de que
Massiel ganara Eurovisión y dos de que el hombre pisara la luna por primera
vez. Pudiera parecer que esto no dice mucho de mí, pero sí.
Mi nombre es Miguel Ángel por dos
tíos míos. Uno, hermano de mi padre y el otro, de mi madre. Y ella nunca
permitió que me llamaran en casa Miguel a secas. Así, mi familia siempre me
nombró con los dos. Para mí van tan unidos que me parecen uno solo. Por eso
decidí juntarlos y salvar el espacio que había entre ellos. Ahora no puedo
celebrar mi santo, eso es verdad. Pero me compensa.
Escribo con la cabeza desde que
tengo uso de razón, con las manos empecé más tarde. Al principio escribía
dramones con la mente, en los que por supuesto yo era el prota. Siempre era
abandonado o malquerido por alguien. Estaba días y días desarrollando la misma trama
con los ojos fijos, o como si no estuviera, hasta que me aburría de ella, y de
esa pena de chuchería. Entonces comenzaba otra aún más triste. Luego vino la poesía.
Tuve una época Becqueriana, otra Machadiana, y otra Lorquiana. Por suerte se me
pasó también. Suerte para la gente que me rodea, que no tiene culpa de nada.
En la juventud empecé con el teatro. Lo
primero que escribí fue una versión de la famosa escena de Don Juan Tenorio y
Doña Inés. Una Inés ordinaria que se limaba las uñas y mascaba chicle como un
caballo. Detrás vino Margarito y Pacorra, matrimonio a la porra. Siempre he
sido muy profundo escribiendo. Corría el año 82, ya ves, en pleno mundial de
fútbol, y yo con mis pegos. Mucho tiempo después aparecería José Luis Moreno,
que creyó haber inventado las disputas matrimoniales horteras. Ya ves tú.
Continué escribiendo más teatro: Anda
Que No Te Quiero (obra que se estuvo representando en el Teatro Alfil de Madrid
durante todo el año 2013 y que luego se publicó en digital, prologada por Manu
Espada), Andalucía Vive, Consuélame, Consuelo (escrita a cuatro manos con
Moisés Ramírez y que actualmente continúa en cartel en el Llantiol de Barcelona,
en la que también actúo y hago de director), La Vida Que Bailo (estrenada en su
día)... Y también seguí con alguna canción: Amor De Copla (que interpreta
Dtumbaga en sus conciertos), Blues Urbano, Sin Cielo Ni Alma, Arrojando Jarrones...
Todo siempre de forma esporádica, eso sí.
Hasta que descubrí el microrrelato
gracias a la Cadena Ser. Desde entonces no hay día que no escriba algo. Aunque
sea solo con la cabeza. Y no, no me ha dado nunca por escribir una novela. Ni
escribo en diminuto porque no me atreva a ello. Aunque también. Es sobre todo que
no me atrae hacerlo, quizá porque sé que a pesar del esfuerzo que estaría
invirtiendo en la tarea, en el tercer capítulo me hallaría aburridísimo de mis
personajes, y hasta de mí mismo. Para acabar alejándome del ordenador,
rehuyendo de la pantalla. Seguro. Así, escribo microficción porque es lo que
mejor se adapta a mi forma de ser y de divertirme contando la vida. De esta
forma me da siempre tiempo de redondearla en cada intento antes de que me haya
cansado la propia historia.
Algunas veces antes, no muchas,
enviaba relatos a mi familia (la de sangre y la otra) a través del correo.
Pobres, cuántos se habrán sentido obligados a decirme: muy bonito, sigue así,
majo. Y sin tan siquiera, vete a saber, llegarlo a leer. Pero sí que hubo ocasiones
en las que algunos me contestaban, notándose que de verdad lo habían leído y
les gustaba lo que hacía. Fue ahí cuando después de varias respuestas recibidas
en positivo, me vine arriba y decidí crear un blog. Un blog para ellos, mis dos
familias, algún conocido de estas y poco más. Luego se fue sumando gente. Y
restando. Desde el 2011 lo mantengo abierto con publicaciones más o menos
semanales.
Algunos de mis relatos han ganado premios,
pocos monetarios. En esos suelo más quedar finalista. Con diploma y eso. He
obtenido premios en: Relatos en Cadena, La Microbiblioteca, Esta Noche Te
Cuento, Acen, Realidad Ilusoria, La Radio En Colectivo, Wonderland... He
aparecido en unas cuantas recopilaciones y antologías del género.
Actualmente estoy en otros proyectos
teatrales, un monólogo, un guion para cortometraje... Y cosas que me dan
aliento y ganas de cantar aunque no me sepa ninguna letra.
Pero lo mejor que me ha pasado, en
lo referente a la escritura, claro, que en lo demás también me han pasado cosas
guays: me he casado, tengo una familia que no me la acabo, tengo una hipoteca
muy pequeña... Bien, en la escritura decía, lo mejor que me ha ocurrido es que
la editorial Talentura se fijó en mí. Me hizo ojitos, yo le tiré un beso, dijo
me gustas, y yo, tú más, y entonces me publicó a finales del año pasado mi
primer libro de microrrelatos en solitario: De Lo Que Quise Sin Querer. Y ahí
está, de momento le estoy dando el pecho. Ya veremos cuando crezca, si se hace todo
un libro de provecho, ya veremos.
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