(Con motivo del fallecimiento hoy, 4 de mayo de 2015, de mi entrañable amigo Sergio Agustín Sánchez, recupero la entrevista que perpetramos juntos en abril de 2014 como homenaje. Descanse en paz.)
Estudió Bellas Artes en Madrid y su doble nacionalidad le ha permitido vivir a caballo entre España y Chile. Personaje sensible, intelectual cansado, luchador nato, se ha enfrentado a la vida con el mismo humor y dignidad con el que ha tenido que afrontar la muerte, la enfermedad y el rechazo. Hoy vive muy cerca del Faro del Fin del Mundo con su madre, su perro y su pancreatitis. Lejano y sin embargo vecino, las redes sociales nos juntaron un día y desde entonces decidimos una amistad de 12.000 kilómetros que nos mantiene en contacto diario merced a la velocidad de la luz, que es la velocidad del ADSL por muchos parches que le pongan las compañías telefónicas para vendernos sus tarifas. Mi rechazo a la homofobia y su activismo reivindicativo fueron el germen de esta entrevista, que no hubiera sido posible sin las altas dosis de generosidad que Sergio derrocha cada día.
Le imagino ahora mismo leyéndola mientas acaricia afectuosamente a Bandido, su perro, cobijados ambos del frío exterior junto a una mesa llena de medicamentos que ojalá no necesitase. Os presento a Sergio Agustín.
¿Tiene
cura la HETEROSEXUALIDAD?
Si
partimos de la premisa que no es una enfermedad, si no mas bien, una
condición, pues concluimos que no la tiene. Se puede vivir muy
felizmente siendo heterosexual.
Sin embargo, hasta
hace muy poco la homosexualidad sí que se encontraba en la lista de
enfermedades de la Organización Mundial de la Salud. Hoy día
existen aún en diversos países clínicas o gabinetes psicológicos
que prometen curarla. En España incluso hay obispos que opinan que
podría ser contagiosa. ¿Cómo llevas tu enfermedad? ¿Cuáles son
los síntomas? ¿Has hecho algo para superarla y recuperar la salud?
Ja,ja,ja
¡Me parto! Si
hablamos de enfermedad, tendría que decir que es asintomática. Lo
llevo estupendamente pues no estoy enfermo, créeme. Esto es como
decir que un pelirrojo es un enfermo; serán minoría, al igual que
los homosexuales, pero desde ningún punto de vista, están o
estaremos enfermos.
Vamos,
que lo tuyo no tiene arreglo...
Soy
feliz con mis características y condiciones, y con ellas quiero
vivir la vida hasta el último minuto.
En
España hay un obispo que dice que desde el Estado se ha animado a
los jóvenes a experimentar la homosexualidad y a frecuentar "clubes
de hombres nocturnos"
(SIC).
Otro obispo manifiesta abiertamente que el sistema educativo anima a
los niños a explorar su lado homosexual. ¿Está obsesionada la
Iglesia con los niños o con los homosexuales?
No
sé si la
Iglesia
esta obsesionada o no con los niños y los homosexuales; sí siento
su molestia e incomodidad con el tema, también logro darme cuenta
del miedo que les provoca el que los jóvenes experimenten su lado
homosexual, simplemente porque esto desmitifica, echa por tierra los
tabúes que tanto les ha interesado mantener por siglos. Siento que
para la Iglesia
es otra batalla perdida: una vez que los jóvenes experimentan,
pierden el miedo y deja de ser tema para ellos.
El
Día del Orgullo Gay es un carnaval en el que un montón de locas
hacen el ridículo, se emborrachan en público y alteran el orden
público ofendiendo a la familia. ¿Qué me dices a eso?
Sólo
puedo decir que me parece que quien se refiere así al día del
orgullo gay, está parcializando, está viendo de forma periférica
ese día. Es mucho mas amplio que eso y por ello tiendo a ignorar ese
tipo de reflexiones, mas bien creo que en muchos lugares del mundo
donde se puede celebrar, es o tiene un carácter reivindicativo. Los
que se ofenden, que no veo por qué, pues que se informen. La familia
es mucho mas amplia que el concepto de papá, mamá e hijos; no veo
que dos personas del mismo sexo besándose pueda ofender a alguien.
Borrachos...
bueno también los heterosexuales lo hacen, así como besarse en
publico. Creo que este es un día para visualizar aquello que un
mundo judeocristiano condena y pretende ignorar.
Ya, pero ¿por
qué crees tú que hay tantos heterosexuales obsesionados con la homosexualidad?
Principalmente
por razones culturales, que podemos ver en dos esferas: la religiosa,
y el machismo; ambas pueden coexistir en una misma persona.
El
sexo en la cultura judeocristiana, fue tratado como un tabú. Cuando
las religiones comenzaban, su misión era potenciar la
heterosexualidad; con estigmatizar la hosexualidad creían conseguir
que sus pueblos fuesen mas fecundos y así mantener su sangre, su
etnia.
El
machismo va de la mano de la idea de la demonización de los
homosexuales, dado que la virilidad estaría en juego al tener una
relación sexual con un par, de la misma forma en lo que a
sentimientos se refiere.
¿Es
tan relevante lo que sucede dentro de un dormitorio para quien no
está en él?
No
es nada relevante lo sucede en el dormitorio, me parece que aquí
convergen aspectos como una morbosidad y una suerte de especulación
maligna dada por una ignorancia en materia sexual. Y ciertamente se
suceden los factores antes mencionados: religiosos y machistas.
Recuerdo que en Madrid la madre de un novio mío me preguntó de forma directa y
nada íntima (pues íbamos con mas gente en el coche): “Sergio,
¿qué eres en la cama?, ¿"hombre o mujer"?” Obviamente
no respondí, y su siguiente pregunta fue: “¿y
cómo lo hacéis cuando os confesáis?”. Claramente
ella daba por hecho que eramos católicos...
Como
dije antes, no es relevante, para nada; ¡pero cómo molestan este tipo de
impertinencias en el momento que las vives! Luego ya, con el tiempo, te
ríes de todo lo oscuro que hay tras una pregunta...
Salir
del armario es una mala traducción del inglés. En realidad se sale
del vestidor. ¿Has estado alguna vez en un armario? ¿Crees que es
necesario salir de él? ¿Son necesarios los armarios para guardar
algo que no sea ropa?
Son
necesarios hasta que tomas conciencia del encierro donde vives, te
das cuenta de que el aire está pesado y de que no puedes más con esa
situación. Es necesario salir del armario por poder tocar
la libertad.
He
estado, he vivido en el armario... hasta que percibí mi encierro.
No
creo sin embargo que sea una mala traducción: nunca lo vi como un fastuoso
vestidor, sino más bien como un lugar estrecho, incómodo e irrespirable.
El
escritor kenyano Binyavanga Wainaina dijo recientemente que al salir
del armario se ha convertido en un ciudadano real. ¿Qué opinas?
Me
parece que tanto dentro del armario como fuera de él eres real. Tal
vez estando fuera se le pueda dar la connotación de "ciudadano".
Ciertamente son más las garantías que se tienen estado "fuera"; el
plantar la cara y decir "esto es lo que soy", da un valor añadido,
otorga sin duda alguna una seguridad que traspasa los limites de uno
y se proyecta como una luz que se arroja sobre cualquiera que se
aproxime. Esto produce con los años mucha comodidad y tranquilidad,
pues tanto para tu familia como para los amigos y cercanos te haz convertido en
alguien "real" una vez que haz decidido salir y contar lo
que eres, dejando de ser alguien difuso, a medias, sino por fin tal cual,
sin maquillajes ni pantallas. Por
otro lado, el descanso de verse uno en el espejo de los ojos de los
demás tal cual se es no sólo resulta gratificante, también produce
un sentimiento de transparencia con uno mismo.
Es
liberador en cualquier caso. Creo
que este Sr Binyavanga, tiene toda la razón: salir del armario te
convierte en un ciudadano real. Toma tiempo, sí, y cada cual tiene
los suyos. Pero quiero añadir que nadie, desde ningún punto de
vista, puede sacar a otro del armario, pues es de una violencia
inconmensurable y de un cobardía atroz.
¿Qué
se siente cuando un desconocido lo llama a uno "maricón de
mierda" en los albores del siglo XXI?
Impotencia,
rabia, agobio... La primera porque no ves a
priori cuáles son sus motivaciones;
estoy hablando desde lo emocional: por qué tiene tanto odio, por qué
ese miedo le sobrepasa hasta el punto de humillar. Rabia porque, en medio de un mundo avanzado, me tengo que enfrentar a
alguien que está parado en la Edad Media. Y
agobio: una vez más soy víctima de una cultura intolerante; una
cultura que por ignorancia me condena y humilla públicamente. Cabe
señalar que cuando mas molesta y duele es cuando viene de tus seres
más queridos
Tal
vez es, en lo esencial, la no aceptación lo que más te remueve por
dentro; el que te hagan sentir que no eres un par o un igual humanamente, socialmente y en muchos casos, legalmente.
¿Te
has planteado alguna vez formar una familia?
Claro
que sí. Desde muy joven la idea de tener una familia, ha sido
connatural a mí. Hubo intentos. De hecho ha habido en mi vida dos
hombres con los cuales conviví por más de siete años. Uno de ellos
se marchó y el otro falleció. Con los dos me hubiera gustado poder
casarme.
Ya que lo mencionas, háblame
del matrimonio
He
de confesar que de joven estudiante madrileño mis sueños de
casarme se estrellaban contra una pared que ponía un "NO"
rotundo. Eran otros tiempos y muy pocos se atrevían a soñar. Tenía
yo tantas cosas en mi cabeza por aquel entonces... vivía en el
armario de lunes a jueves: los viernes en Malasaña, "El
Figueroa'" alguno más... y cerca de casa el "Black and
Withe”. Toda esa loca cultura de aquellos años me desfiguraban la
idea del matrimonio. Poco a poco, con la edad, la idea se fue
volviendo mas sólida; tanto social como legalmente el matrimonio
parecía un sueño posible, y así mi pareja (el que murió) y yo
sentíamos que lo podríamos alcanzar: sólo era cuestión de
esperar... Hoy día, aun estando solo, creo firmemente en esa
posibilidad.
¿Y
tener hijos?
En
lo que se refiere a los hijos, he de decir que no es una espina
clavada en el corazón, es una espada que atraviesa todo mi ser. El
no haberlos tenido es de las cosas mas difíciles de aceptar.
¿Tanto
te duele no haber vivido la paternidad?
Cuando
tenía 23 años, una amiga estudiante al igual que yo me pidió que
fuésemos a recoger a un peque que ella cuidaba por las tardes. La
acompañé a un jardín de infancia en el barrio de Salamanca, cerca
de casa. Era una tarde soleada de otoño. Llegamos al antiguo y
señorial portal, allí dabas el nombre del niño y salía alguna
ayudante con uno o un par de pequeños; era la típica escena de
madres y padres charlando y esperando a sus hijos. De pronto me fijé
en uno en especial, aun lo recuerdo. Tenía el cabello castaño y
rizado, unos ojos grandes y un ligero sobrepeso. Apareció manchado
de pintura y con una cartulina llena de colores, movió su cabeza y
ojos buscando y por fin encontró a su progenitor. Se le iluminó la
cara y al padre también. Se abrazaron, el niño no paraba de
besarle, una y otra vez; le dejó el rostro lleno de babas. A mí se
me llenaron los ojos de lágrimas. Disimulé como pude, pues casi no
podía hablar: por dentro me había derrumbado de forma catastrófica.
Era la segunda vez en mi vida que me desmoronaba. Me decía: "
Esto jamás me sucederá a mi". Estuve
mal unos ocho a diez meses, una depresión fuerte, me refugié en mi
pintura y estudios. Duele,
sí, y sigue doliendo y sangrando. Aprendí a caminar con esa ausencia en
mis días.
Siempre
se puede adoptar. ¿Nunca has sentido la tentación de adoptar un
niño aunque no tuvieses pareja?
No
siempre se pudo.
Cuando
no se podía, mi madre, que en ese entonces, hace ya 15 años, era
una autoridad, me ofreció hacer una adopción legal (un pelín
rarilla). Por aquel entonces yo había sobrevivido a mi primer cáncer
y hubo tres factores que me hicieron desistir: el primero la
intención de mi madre, que estaba mas preocupada por la imagen que
yo proyectase de "hombre soltero y treintañero"; segundo, como
mencioné antes, había tenido un cáncer, y tuve que decir que no.
Fue otro momento duro, pues me enfrentaba a renunciar a la felicidad
de un hijo y por otro lado a la no aceptación una vez mas de mi
propia madre. En
ese aspecto sentí que ya la puerta se había cerrado para siempre,
el sentimiento fue desgarrador...
¿Es
fácil ser gay en Chile?
En
mi experiencia, muy difícil.
Hay
dos aspectos que ejercen una influencia tremenda sobre los chilenos:
el catolicismo y el machismo brutal que convive con esta cultura
pseudo-europea de los chilenos. El catolicismo tiene una fuerza
increíble sobre la población así como sobre la política. A pesar
de que Iglesia y Estado estén separados desde 1925, los fieles
chilenos son muchos y con una media en edad de unos 35 años, con un
porcentaje muy alto en la clase media y alta, por lo tanto lo que
dice la Iglesia pesa mucho en la cultura de este país.
La
vida para mí en Chile resultó ser muy difícil pese a mi profesión
(Bellas Artes), donde en general suele ser mas liberal el ambiente.
No fue así, todo lo contrario; mis primeras experiencias laborales
en este país chocaban contra la pesada puerta de lo "tradicional",
de personas que, si bien eran cultas, estaban llenas de prejuicios.
Alguna vez llegue a escuchar "los
maricones tren mala suerte en las exposiciones".
Salir adelante en este país requiere de un esfuerzo muy grande. Mi
experiencia como gay aquí ha sido dura en todos los aspectos, desde
la falta de apoyo de mi familia hasta con los propios homosexuales,
muchos de los cuales no toleran que un individuo del mismo colectivo
se encuentre fuera del armario y llegan a rechazarte en sus círculos,
además de sufrir el rechazo de posibles parejas. Esto también
sucede dentro del grupo de las amistades heterosexuales; me ha pasado
muchas veces que las parejas de mis amigas, cuando hay un encuentro,
sus novios o maridos, conociéndome, me dan de lado, me ignoran, tal
vez porque consideran que no soy lo suficientemente hombre para sus
conversaciones.
No
quiero con esto decir que Chile sea terrible para los homosexuales,
pero claramente el nivel de homicidios es muy alto en mi colectivo,
así como el de suicidios de jóvenes por la discriminación. Hace
poco se aprobó la "Ley Zamudio" que viene a castigar
cualquier tipo de discriminación, especialmente las que sufren las
minorías sexuales. Es notable el esfuerzo que se ha hecho para
obtenerla, pero aun así prosperan los crímenes y agresiones contra
de los gays. He tenido mucha suerte al no haber sido objeto nunca de
una agresión física y sí sólo de orden psicológico, si bien éstas
ultimas me causaron un daño profundo y sólo con la ayuda de un
profesional y mi fuerza interior pude salir adelante.
¿Mejor
España?
Mi
experiencia en España, es totalmente opuesta. Allí me sentí en
libertad para salir del armario, sin problemas de acogida entre mis
compañeros de estudios, de trabajo, o inclusive de mis jefes. Y si
hubo barreras las puse yo, seguramente era la mochila que traía a
mis espaldas de Chile. Nunca, desde ningún punto de vista, nadie se
ofendió por mi presencia o le molestó que fuese gay.
Me
he desenvuelto en muchos ambientes, tanto sociales como laborales y
si a alguien no le gustó mi condición, jamás lo noté. Cabe señalar
que ha sido tan grata mi experiencia en España, que fue ese el país y no otro el que escogí para salir del armario. Posiblemente en
Chile ni lo hubiese intentado y hoy tendría un profundo sentimiento de
fracaso. También he de señalar que mucho tiene que ver con Madrid y
no con los pueblos de la España profunda, claro.
Otra
cosa que quiero destacar es que también he vivido y trabajado en el
País Vasco y nunca me costo integrarme tanto socialmente como
laboralmente y mucho menos con los demás gays.
¿Qué
es el miedo y a qué le tienes miedo?
El
miedo es aquello que nos paraliza, nos aterra y no nos permite
proseguir nuestro camino, interrumpe y nos hace aun mucho mas
vulnerables. Ahora bien, si nos fijamos, son muy pocas las cosas reales
que se puedan considerar verdaderamente paralizantes, como un
terremoto, que provoca la eminente presencia de la muerte. Eso es
real. Pero también están los miedos que yo llamo fantasmas,
es decir, aquellos que no son reales pero que tienen todas las
características de un terror auténtico, aunque su consistencia sea
puro humo. Son aquellos que por nuestras inseguridades se nos
presentan e igualmente nos paralizan.
¿Eres
feliz?
Sí,
me siento feliz. Feliz de vivir, de conocer a quien conozco, de la
alegría que es el constante encuentro con mis amistades, de todo el
amor que he recibido en mi vida y, sin duda, del que yo haya podido
entregar. Haberme enamorado en diferentes etapas de mi vida me ha
hecho feliz. Todo cuanto me ha entregado la vida me ha hecho feliz.
¿Te
ha dado la vida lo que esperabas? ¿Le pedirías algo más?
Claro
que le pediría más a la vida, mas de todo y de lo mismo que he
vivido hasta ahora; y es que me considero insaciable de lo que la
vida me ha entregado. Si la vida me dio lo que esperaba, no lo sé;
pero me dio y mucho en todos los aspectos y con eso me considero
satisfecho.
¿Has
cruzado ya tu Cabo de Hornos?
Un
par de veces o más, y lo haré las veces que sea necesario, contra
las olas gigantescas o los vientos ensañados y bajo las lluvias
interminables, que son las lágrimas de la vida de uno. Incluso a
pesar de las corrientes, tan fuertes que parecen llevarte sin rumbo.
Sólo es allí donde uno tiene que tomar el timón de su vida.