El pasado año por estas fechas convoqué el I Certamen de Microrrelatos de Historia y quedé sobrecogido por la repercusión que tuvo. Más de trescientos autores de todo el mundo participaron en él y las obras ganadoras no pudieron ser más satisfactorias en cuanto a originalidad y calidad.
En estos doce meses, el flamante ganador, Javier de Pedro, ha recibido otros premios y ha logrado convertirse en asiduo colaborador de la revista Tarántula Cultura y del diario La Opinión de Murcia.
Quiere uno pensar que estas iniciativas ayudan de algún modo a rubricar los méritos de no pocos escritores que merecen no sólo un espaldarazo, sino ante todo un homenaje por su labor creativa.
La inspiración del Certamen fue desde el principio ser un homenaje anual a las distintas ciudades o pueblos de la península Ibérica que celebran cada año alguna efemérides significativa de su historia particular y que no debemos olvidar en absoluto dentro de nuestro perpetuo afán divulgativo.
Así, el pasado certamen quise dedicárselo a la ciudad en la que resido, Cartagena, que me daba la maravillosa excusa de cumplir 2.222 años de edad, una cifra redonda y perfecta que la convierte en una de las poblaciones más antiguas del arco mediterráneo y por lo tanto en una de las que más han conocido y soportado la infinita historia de esta Europa que siempre nos trae quebraderos de cabeza y que todavía hoy anda de rapto en rapto por unos u otros dioses disfrazados. Es por ello que el premio se hizo público el mismo día de septiembre en que daban comienzo las fiestas populares de Cartagineses y Romanos, las cuales tratan de recordar en la ciudad portuaria esa esencia ancestral que la ubicó en el mapa de la Historia.
Este año no podía ser menos.
La ciudad elegida, con toda justicia, es Barcelona, en el 300 aniversario de los acontecimientos del 11 de septiembre de 1714, muy poco conocidos en el resto de España, pero muy sentidos dentro de la Ciudad de los Prodigios. Me parecía justo y merecido mostrar mis afectos hacia los ciudadanos barceloneses fallando el premio precisamente el próximo 11 de septiembre y, si es posible, en la propia ciudad. Intentaremos de algún modo hacer especial ese momento con la ayuda de los no pocos amigos catalanes que me honran con su afecto desde allí.
Quiero destacar y agradecer el magnífico trabajo de la artista cartagenera Mariola Rubio Aparicio, autora del cartel de este año, y a la que auguro un gran futuro dentro de las artes que tan magistralmente cultiva: la pintura y la fotografía. Mi más sincero agradecimiento a ella y a su talento.
Las bases del concurso las podéis encontrar en mi página web. Mucha suerte a todos.
