domingo, 31 de enero de 2016

¿DE DÓNDE VIENE EL COLOR MORADO DE LA BANDERA REPUBLICANA?

Se podría contar mucho sobre sociedades secretas imbricadas en la España Negra, especialmente sobre algunas que causan espanto todavía hoy, aunque las actualidades televisivas nos hagan creer que ya no existen o que son legendarias. Hasta hace bien poco, el Ángel Exterminador se movía por nuestras calles. 
En la década de 1820, el Ángel Exterminador, o la Inquisición Secreta, que tal era su otro nombre, era una sociedad secreta absolutista cuyo máximo objetivo era la reinstauración del Tribunal del Santo Oficio en nuestro país. En una época convulsa como el siglo XIX, en el bando contrario, el liberal, también había sociedades antagonistas. De hecho, llegó a haber una guerra entre ambos bandos, los del Ángel Exterminador y los de la Sociedad de los Caballeros Comuneros, sus grandes enemigos, también terriblemente violentos. No era raro encontrar militantes de uno u otro bando en los callejones, desangrados, muertos, masacrados de diversas maneras, a navajazos o con disparos en el cuerpo. Además, los integrantes de la Sociedad de los Caballeros Comuneros se reunían en Madrid en el Café de Malta, cerca de la Puerta del Sol o en la Fontana de Oro, local que todavía existe y que dio título a una novela de Pérez Galdós. 
Si al Ángel Exterminador se le atribuye la ejecución con descuartizamiento y repartición entre el pueblo de los trozos de destacados enemigos, los Caballeros Comuneros tienen a su cargo la perpetración de diversas matanzas de frailes que hacían al grito de "Muera Cristo, viva Luzbel, muera don Carlos, viva Isabel". si bien el atentado más osado que cometieron fue el del capellán del rey, Matías de Vinuesa, que estaba en la cárcel porque había participado en un complot para devolverle el poder absoluto a Fernando VII y le habían condenado a diez años de cárcel. A los Comuneros no les pareció suficientemente dura la condena, así que asaltaron la cárcel y asesinaron al sacerdote a martillazos. Tan sonada y tan impune fue aquella acción que se vinieron arriba y a partir de entonces, a sus corbatas moradas añadieron alfileres y gemelos que llevaban un martillo. El color morado lo tomaban como identificativo en memoria del que blasonaba el pendón de los Comuneros de Castilla. Y precisamente cabe decir que el color morado de la bandera republicana viene precisamente de esa sociedad secreta.